El objetivo estratégico del golpe oligárquico-patronal
cuya cabeza visible fue Martínez de Hoz no era acabar con
los grupos político-militarizados (que ya estaban
descabezados o infiltrados) sino fundamentalmente reprimir
las formas organizativas que se estaban desarrollando en
las fábricas y centros de trabajo independientes de las
burocracias sindicales y con formas democráticas
superadoras que cuestionaban el orden social imperante.
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